«Todos los seres humanos merecen ser felices y aprovechar su paso por la vida, que es un regalo.»
Mi trabajo es mi vocación, porque antes que psicóloga soy humana, madre, hija, hermana, vecina… Todos somos un continuum. Nadie es sin el resto.
O como dice el saludo Maya: In lakech “ tu eres mi otro yo, yo soy tu otro tu”.
Por eso, ayudar a mis pacientes a salir del pozo donde han caído, y volver a ver el brillo del amor y la confianza en sus ojos, supone para mi mucho más que un éxito profesional.
Significa una gran satisfacción personal, pues siento que cada corazón iluminado es otro granito de arena que se suma en la creación de un mundo más humano, basado en el amor y en la unión que nos sustenta.